El crecimiento económico de México durante 2017 se verá limitado por la incertidumbre ocasionada por la renegociación del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLC), según el Fondo Monetario Internacional (FMI).

Para este año, la expectativa de crecimiento del PIB es de 2.1 por ciento, cuando en 2016 fue de 2.3 por ciento. Para 2018 la proyección considera una tasa de 1.9 por ciento, un segundo año consecutivo de desaceleración.

“El principal riesgo para el panorama de crecimiento incluye una renegociación prolongada y la consecuente incertidumbre del resultado de las negociaciones del TLC”, advierte el documento “Consulta de México 2017 bajo el artículo 7”.

La institución dice que el País tiene un exceso de dependencia respecto a Estados Unidos, con una concentración en las exportaciones superior al 80 por ciento a ese destino, y que la consecuencia de esto es que interrupciones en el comercio afectan todo el proceso productivo y económico.

Este reporte señala que el País ha mostrado resiliencia ante un ambiente complicado.

Por un lado, la demanda local, políticas macroeconómicas sólidas y exportaciones estables, ayudadas por el tipo de cambio, han sido el motor de crecimiento de la economía.

Por otro lado, la relación con Estados Unidos y un comportamiento débil de su economía, así como el proceso de modernización del acuerdo han creado un ambiente de incertidumbre, lo cual ha debilitado el panorama de inversión.

A esto se suma que en 2018 habrá elecciones.

“El principal riesgo doméstico viene de la incertidumbre acerca del clima político por las próximas elecciones generales en julio de 2018, las cuales podrían afectar severamente los planes de inversión”, dice el reporte.

El FMI emitió recomendaciones para mejorar el panorama de la economía mexicana, entre las cuales están mejorar la eficiencia recaudatoria y cómo se ejerce el presupuesto, así como reducir la deuda pública en relación al PIB.

También hace notar algunos elementos que al interior del País son una traba para el comportamiento económico, haciendo énfasis en que el Gobierno mexicano debe de ser más cuidadoso respecto al ingreso petrolero.

“La producción de petróleo de campos de extracción que están envejeciendo y los respectivos impuestos asociados han continuado en decremento.

“La inversión privada se ha reducido desde 2015. Si bien algunas de las reformas estructurales están mostrando señales tempranas de éxito, aún no han resultado ser aceleradoras del crecimiento.

Adicionalmente, la percepción de la corrupción y un marco de derecho débil continúan dañando las perspectivas de crecimiento”, puntualiza.